dilluns, 4 de maig del 2009

Un jardín en el bolsillo


Un libro es como un jardín que se lleva en el bolsillo
Proverbio árabe



La semana pasada pasé una tarde buscando un libro; lo encontré y de paso, varios más que hubiera querido comprar para mí...finalmente no lo hice porque en este momento tengo algunas cosillas pendientes que son más importantes....pero no importa, caerá. Por qué será que siempre que entro en una librería buscando un libro para otra persona, me pasa esto? No soy la única que tiene este problema, verdad?
Recuerdo perfectamente cúal fue el primer libro que leí. De hecho ya lo ojeaba cuando aún no sabía leer, porque estaba en la estantería más baja del mueble del comedor y por lo tanto a mi alcance
(con toda intención). Pero que nadie se asuste, no era una enciclopedia, (eso llegó después) era un libro infantil que se titulaba "¿De dónde venimos?" y explicaba exactamente eso....así que mis padres nunca tuvieron que recurrir a la historia de la cigüeña, ni a contarme la historia de las abejitas y las flores.....Con el paso del tiempo, ese libro se perdió pero hace unos años lo encontré de casualidad (parece ser que se reedita continuamente) y lo volví a comprar.....no se me ha olvidado de dónde vienen los niños, pero tengo una sobrina y otr@ en camino, y hay que estar preparado....
Desde entonces y hasta hoy no sé cúantos libros habré leído, pero eso me da igual , no los cuento; hay personas que sí lo hacen, como si la cantidad fuera más importante que la calidad, sin advertir que a veces es más importante lo que te aporta un sólo libro que los que aprendes de cinco....porque al fín y al cabo, no todos los libros nos marcan igual y hay un momento para cada libro....
Un viejo proverbio dice que el amigo, la mujer o el hombre y el libro que cambiaran tu vida llegarán a tí de repente. Es una gran verdad, en todo, pero sigamos hablando de libros..... Un buen día alguien te presta uno, o lo encuentras entre las estanterías de la biblioteca pública, o entre los libros de tu casa, o en la de unos amigos que te lo regalan sin dudar, o oyes a alguien comentarlo de pasada o siempre has oído hablar de él y un buen día por fín lo lees. Y de pronto no puedes entender cómo has vivido hasta hoy sin haberlo leído. Pero del mismo modo que los libros pueden llegar a tí, también puedes perderlos para siempre, físicamente, cuando los prestas y no te los devuelven o cuando como en El Bazar de las Sorpresas es la señal para que alguien te reconozca y aunque la cita sea desastrosa acabáis intercambiando vuestros libros y tú sientes que se te va parte del alma detrás del tuyo.....y espiritualmente, cuando lo relees y ha perdido aquella magia que poseía la primera vez: no es culpa suya, es sólo que tú eres distinto. Pero esas son las menos de las ocasiones: uno de los grandes placeres de la lectura es la relectura, recuperar un libro cada cierto tiempo y volverlo a leer....en ocasiones, no muchas, la relectura produce nuevas sensaciones, otras, sencillamente, rejuvenece las que ya nos había provocado.
Y qué decir de esos libros que no son nuestros, que son especiales pero aún así preferimos no poseer? Suena extraño, pero a mí me sucede: hay varios libros que me encantan pero prefiero no tener, porque para poder releerlos, he de ir a por ellos a la biblioteca, no están a mi alcance con sólo ir a mi habitación: el placer de releerlos viene dado además por la no propiedad de los mismos.....

Los libros pueden ser un preciado objeto del Deseo...y las sensaciones que provocan no sólo se producen al leerlos, sino al contemplarlos, alineados en la librería, cuando vemos uno que poseemos y apreciamos y sonreímos de cierta manera al reconocerlo, conocedores de la magia que oculta, cuando acariciamos la portada, cuando el lomo se desencuaderna y nos duele ver que se está estropeando, cuando olemos sus páginas, cuando esperamos mucho de la lectura de uno de ellos y nos da miedo empezarlo por si nos decepciona....son como el Amor, aunque menos peligrosos.

La fotografía procede de internet

2 comentaris:

german ha dit...

los libros nos cambian o nos influyen porque estamos, en el momento de leerlos, predispuestos a ello. André Comte-Sponville dice que los libros, por ellos mismos, no son nada si no existe ese estado de ánimo que nos permite vivirlos con intensidad. -por cierto, hace una eternidad que no veo El Bazar de las Sorpresas... "Ochichornia" :) ¡¡¡Me ha encantado el post!!! ;)

Jose Angel ha dit...

Sinceramente no puedo hacer ningún comentario. Una entrada excepcional. ¡¡Enhorabuena!!